jueves, 14 de mayo de 2020

“AUTORIDAD POSITIVA”

Educación: qué es la "crianza positiva" y cómo puedes usarla para ...

Tener autoridad es básico para la educación de los hijos. Se deben marcar límites y objetivos claros que le permitan diferenciar qué está bien y qué está mal. Pero uno de los errores más frecuentes en los que los padres y madres incurren es el excederse en la tolerancia y permisividad, que es entonces donde surgen los problemas.

Estas formas de actuar paternas y maternas, que a veces llenas de buena voluntad, coactan y desdibujan la propia autoridad y hacen que los hijos como niños y luego adolescentes, después no tengan un desarrollo equilibrado y feliz, pues al ser inadecuados generan angustia en ellos y en los padres y madres. El padre o la madre que primero reconoce el no saber qué hacer ante las conductas no adecuadas de su hijo o hija pequeños, y que luego sienten qué han perdido a su hijo ya adolescente, no puede disfrutar de una calidad de vida, pues aunque les vaya muy bien económica, laboral y socialmente, será frustrante el fracasar en el negocio más importante: LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS.


      
¿Cuáles son los errores más frecuentes que padres y madres cometen cuando interaccionan con los hijos?

Estos son los principales errores que, con más frecuencia, debilitan y disminuyen la autoridad de los padres:

J  La permisividad. 

    Es imposible educar sin intervenir. Los hijos, cuando nacen, no tiene conciencia de lo que es bueno ni de lo que es malo. No sabe si se puede rayar en las paredes o no. Los adultos son los que han de decirles lo que está bien o lo que está mal. El dejar que haga lo que quiera así este mal, como que se ponga de pie encima del sofá porque es pequeño, por miedo a frustrarlo o por comodidad es el principio de una mala educación. Un hijo que hace "fechorías" y el padre no le corrige, piensa que es porque su padre ni lo estima ni lo valora. Los hijos necesitan referentes y límites para crecer seguros y felices.

J  Ceder después de decir no. 
     
     Una vez que como padre se ha decidido a actuar, la primera regla de oro a respetar es la del no. El no, no es negociable. Nunca se puede negociar el no, el error más frecuente y que más daño hace a los hijos es el contradecirse a sí mismo. Cuando vaya a decir no a un hijo, se debe pensar bien, porque no hay marcha atrás. Si ha tomado la decisión de decir a un hijo que hoy no verá la televisión, porque ayer estuvo más tiempo del que debía y no hizo los deberes, el hijo no puede ver la televisión aunque pida de rodillas y por favor, con cara suplicante, llena de pena, otra oportunidad. Hay niños tan entrenados en esta forma de actuar que podrían enseñar mucho a las estrellas del cine y del teatro. En cambio, el sí, sí se puede negociar. Si piensa que el niño puede ver la televisión esa tarde, negocie con él qué programa puede ver y cuanto tiempo.

J  El autoritarismo.

     Es el extremo de la permisividad. Es intentar que el hijos  haga todo lo que el padre quiere anulándole su personalidad. El autoritarismo sólo persigue la obediencia por la obediencia. Su objetivo no es una persona equilibrada y con capacidad de autodominio, sino hacer una persona sumisa, esclavo sin iniciativa, que haga todo lo que dice el adulto. Es tan negativo para la educación como la permisividad.

J  Falta de coherencia. 
Quién consiente más, papá o mamá?
   Los hijos deben de tener referentes y límites estables, ya que las reacciones del padre/madre han de ser siempre dentro de una misma línea ante los mismos hechos, y haciendo referencia de hablar el mismo idioma en el momento de crear pautas o corregir. El estado de ánimo debe influir lo menos posible en la importancia que se da a los hechos. Si hoy está mal rayar en la pared, siempre lo estara. Igualmente es fundamental la coherencia entre el padre y la madre. Si el padre le dice a su hijo que se ha de comer con los cubiertos, la madre le ha de apoyar, y viceversa. No debe caer en la trampa de: "Déjalo que coma como quiera, lo importante es que coma", y ante todo no contradecirse.

J  Gritar. Perder los estribos.
    Cerca de un niño triste y un hombre gritando sobre el fondo
     A veces es difícil no perderlos. De hecho todo educador sincero reconoce haberlos perdido alguna vez en mayor o menor medida. Perder los estribos supone un abuso de la fuerza que conlleva una humillación y un deterioro de la autoestima para los hijos. Además, a todo se acostumbran las personas y en mayor medida los hijos. Los hijos también a los gritos a los que cada vez hace menos caso. Al final, para que haga caso, habría que gritar tanto que ninguna garganta humana está concebida para alcanzar la potencia de grito necesaria para que un hijo reaccionase. Gritar conlleva un gran peligro inherente. Cuando los gritos no dan resultado, la ira del adulto puede pasar fácilmente al insulto, la humillación e incluso los malos tratos psíquicos y físicos, lo cual es muy grave. Nunca se debe llegar a este extremo. Si los padres se sienten desbordados, deben pedir ayuda: tutores, psicólogos, escuelas de padres...

J  No cumplir las promesas ni las amenazas.
    
    Los hijos aprende muy pronto que cuanto más promete o amenaza un padre/madre menos cumple lo que dicen. Cada promesa o amenaza no cumplida es un negarse la posibilidad de exigir o de imponer la autoridad que se queda por el camino. Las promesas y amenazas deber ser realistas, es decir fáciles de aplicar. Un día sin televisión o sin salir, es posible. Un mes es imposible.

J  No negociar. 
No te engañes: no eres un buen padre, ni tampoco una buena madre ...
     No negociar nunca implica rigidez e inflexibilidad. Supone autoritarismo y abuso de poder, y por lo tanto incomunicación. Un camino ideal para que en la adolescencia se rompan las relaciones entre los padres y los hijos.

J  No escuchar. 
Las 7 razones por las que los padres deben escuchar a sus hijos
    Una buena madre y/o padre es la quien escucha a su hijo aunque esté hablando por teléfono. Muchos padres se quejan de que sus hijos no los escuchan. Y el problema es que ellos no han escuchado nunca a los hijos. Los han juzgado, evaluado y les han dicho lo que habían de hacer, pero escuchar... nunca.

J  Exigir éxitos inmediatos. 
La autoridad se pierde en instantes
   Con frecuencia, los padres tienen poca paciencia con los hijos. Querrían que fueran los mejores... ¡ya!. Con los hijos olvidan que nadie ha nacido enseñado. Y todo requiere un periodo de aprendizaje con sus correspondiente errores. Esto que admiten en los demás no pueden soportarlo cuando se trata de sus hijos, en los que sólo ven las cosas negativas y que, lógicamente, "para que el niño aprenda" se las repiten una y otra vez.

Sin embargo, una vez que se sabe lo que se ha de evitar, algunos consejos y "trucos" sencillos pueden aligerar este problema, ofrecer un desarrollo equilibrado a los hijos y proporcionar paz a las personas y al hogar. Estos consejos sólo requieren, por un lado, el convencimiento -muy importante- de que son efectivos y, por otro, llevarlas a la práctica de manera constante y coherente.

Algunas de estas técnicas ya han sido comentadas al hablar de los errores, y ya no insistiré en ellas. Me limitaré a enunciar brevemente, actuaciones concretas y positivas que ayudan a tener prestigio y autoridad positiva ante los hijos:

J  Tener unos objetivos claros 
Las 10 conductas de los padres que entorpecen la educación de los ...
     de lo que pretende cuando se educa. Es la primera condición sin la cual se pueden dar muchos pasos en falso. Estos objetivos han de ser pocos, formulados y compartidos por la pareja o quienes están encargados de la crianza del niño/niña, de tal manera que los todos se sientan comprometidos con el fin que persiguen. Requieren tiempo de comentario, incluso, a veces, papel y lápiz para precisarlos y no olvidarlos. Además deben revisarse si se sospecha que se han olvidado o ya se han quedado desfasados por la edad del niño o las circunstancias familiares.

J  Enseñar con claridad cosas concretas. 
Primera reunión de padres
   Al niño no le vale decir "sé bueno", "pórtate bien" o "come bien". Estas instrucciones generales no le dicen nada. Lo que sí le vale es darle con cariño instrucciones concretas de cómo se coge el tenedor y el cuchillo, por ejemplo. O simplemente si se quiere un buen ejemplo para los hijos, como padre/madre se debe dar ese buen ejemplo.
J  Dar tiempo de aprendizaje. 
Exercise Book. Difficulties Tasks. Study. Dad. Helps Do Homework ...
    Una vez se han dado las instrucciones concretas y claras, las primeras veces que las pone en práctica, necesita atención y apoyo mediante ayudas verbales y físicas, si es necesario. Son cosas nuevas para él o ella y requiere un tiempo y una práctica guiada.

J  Valorar siempre los intentos y los esfuerzos de los hijos por mejorar,
6 cosas maravillosas que he aprendido de mi hijo
     resaltando lo que hace bien y pasando por alto lo que hace mal. Pensando que lo que le sale mal no es por  generar fastidio, sino porque está en proceso de aprendizaje. Al niño, como al adulto, le encanta tener éxito y que se lo reconozcan.

J  Dar ejemplo 
    

    para tener fuerza moral y prestigio. Sin coherencia entre las palabras y los hechos, jamás conseguirá nada de los hijos. Antes, al contrario, se les confundirá y se les defraudara. Un padre no puede pedir a su hijo que haga la cama si él no la hace nunca.

J  Confiar en los hijos. 
  6 claves para mejorar la comunicación entre padres e hijos - La ...
    La confianza es una de las palabras clave. La autoridad positiva supone que el niño tenga confianza en los padres. Es muy difícil que esto ocurra si el padre no da ejemplo de confianza en el hijo.

J  Actuar y huir de los discursos. 
La importancia de la confianza entre tu hijo y tú — Eres Mamá
    Una vez que los hijos tiene claro cual ha de ser su actuación, es contraproducente invertir el tiempo en discursos para convencerlo. Los sermones tienen un valor de efectividad igual a 0 o ninguna. Una vez que el niño ya sabe qué ha de hacer, y no lo hace, actúe consecuentemente y aumentará su autoridad.

J  Reconocer los propios errores
Instituto San José de la Salle
    Nadie es perfecto, los padres tampoco. El reconocimiento de un error por parte de los padres da seguridad y tranquilidad al niño/a y le anima a tomar decisiones aunque se pueda equivocar, porque los errores no son fracasos, sino equivocaciones que afirman lo que se debe evitar. Los errores enseñan cuando hay espíritu de superación en la familia.


Todas estas recomendaciones pueden ser muy válidas para tener autoridad positiva o totalmente ineficaces e incluso negativas. Todo depende de dos factores, que si son importantes en cualquier actuación humana, en la relación con los hijos son absolutamente imprescindibles: amor y sentido común.

Educar es estimar, El amor hace que las técnicas no conviertan la relación en algo frío, rígido e inflexible y, por lo tanto, superficial y sin valor a largo plazo. El amor supone tomar decisiones que a veces son dolorosas, a corto plazo, para los padres y para los hijos, pero que después son valoradas de tal manera que dejan un buen sabor de boca y un bienestar interior en los hijos y en los padres.

El sentido común es lo que hace que se aplique la técnica adecuada en el momento preciso y con la intensidad apropiada, en función del niño, del adulto y de la situación en concreto. El sentido común nos dice que no debemos matar moscas a cañonazos ni leones con tirachinas. Un adulto debe tener sentido común para saber si tiene delante una mosca o un león. Si en algún momento tiene dudas, debe buscar ayuda para tener las ideas claras antes de actuar.

Orientadores:

Diana Patricia Buitrago
Jonny Edgar Bernal
Ruth Espinosa 
Ludwing Leonardo Correa

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